4.- Satisfaction (Mick Jagger/ Keith Richards)
Así nació: De
nuevo, nada como los brazos de Morfeo para esperar la llegada de la
inspiración. Y de nuevo, el mítico 1965. En mitad de una noche de mayo,
Keith Richards se despertó en el hotel Fort Harrison de Clearwater
(Florida) con las palabras “can’t get no satisfaction” y el famoso
acorde de guitarra en la cabeza. Resguardó la idea en una casete y luego
siguió roncando. Jagger remataría la jugada con un texto rebelde e
inconformista, crónica generacional de frustraciones sobre la vida
moderna, la carretera, el sexo y los medios de comunicación. La
combinación de música, letra y guitarra distorsionada era dinamita pura,
pero Richards no las tenía todas consigo: sospechaba que su
subsconciente onírico se había limitado a combinar el acorde de Dancing in the street (Martha & The Vandellas) con una línea del viejo tema 30 days, de Chuck Berry, que dice “I don’t get no satisfaction from the judge”. Por todo ello, Satisfaction sólo se publicó en un primer momento en Estados Unidos y tardó tres meses en llegar a las tiendas de Londres.
Las mejores lecturas: Sin
duda, la más memorable es la que Otis Redding llevó al éxito a
principios de 1966 con una rutilante sección de metales; curiosamente,
la idea original de Keith Richards que el resto de los Stones se
encargaron de abortar. Devo firmaron una espasmódica versión tecno-new wave en su disco Q: Are we not men? A: We are Devo! (1978),
bajo la producción de Brian Eno. Y el punk sacó todo el partido a la
furia del original, sobre todo en manos de The Residents, que la
recrearon en un sencillo vanguardista de puro ruidoso.
Visiones insólitas: La
inmensa cantidad de dinero que esta canción generó en derechos de autor
a Jagger y Richards también ha tenido procedencias con tan poco pedigrí
rockero como Samantha Fox, que la grabó en su debú (1987) en la clave disco-chis-pom de
sus productores Aitken/Scott/Waterman. Y no ha sido la única rubia
abducida por la canción: hace unos años, Britney Spears también la
incluyó –vaya por Dios– en su disco Oops! I Did It Again. Pero la
insatisfacción femenina más racial es morena y mexicana. Se trata de
Alejandra Guzmán, la hija del rockero primigenio Enrique Guzmán, que en
su disco Dame tu amor grabó Satisfacción con rimas como
“no me doy por satisfecha / y no quiero consentir / que te burles tú de
mí”, o “no me doy por satisfecha / que te planto es un hecho”. En
efecto: esto ya no es una crónica generacional.
VERSION ORIGINAL: Rolling Stone
VERSIONADA: Otis Redding
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